Estirar el dinero, hacer malabares: cómo impacta la pandemia en el sector privado

Los reconocen como cuentapropistas porque la figura del pequeño o mediano empresario no existe en la isla. El coronavirus y la cuarentena afectaron sus negocios y la mayoría vive de ahorros que se están terminando. Aunque el Estado permite que pidan asistencia o tomen empleo estatal, buscan mantener sus emprendimientos a fuerza de imaginación y creatividad.

—Teníamos la esperanza de que fuera poco tiempo y ya mira cómo vamos. La tienda no podrá seguir funcionando como hasta ahora, no creo que vaya a haber público extranjero pronto. 

Yunairys Estrada, o Yuyú como todos la conocen, es una cubana treintañera y emprendedora. Hace papel ecológico en La Habana y lidera el negocio Ciclo Ecopapel que comenzó siendo familiar y ha crecido. De marzo a junio adelantó encargos junto a su familiares pero no tuvieron contacto con los clientes y tampoco generaron ingresos. El sector privado cubano también se detuvo por la COVID-19. Tuvieron que cerrar la tienda en La Habana Vieja, uno de los municipios más turísticos de Cuba, y enviar a casa a los trabajadores del taller.  

Es el Día del Niño y Yuyú juega con su hija pequeña. Intenta pasar más tiempo con ella, ven películas, se divierten juntas. En sus redes y en las del emprendimiento comparte consejos para la confección de juegos de mesa.

El silencio no es muy común en la casa-taller. En tiempos normales Ciclo Ecopapel es la sede de talleres sobre reciclaje y cuidado del medio ambiente para niños y adolescentes; reciben visitas, clientes; hacen eventos. Yuyú intenta cubrir esos vacíos y junto a miembros cercanos de su equipo lleva mascarillas de tela a un hogar materno infantil de su municipio -fueron confeccionadas por las costureras y diseñadoras de Dador, otro emprendimiento-. En las últimas semanas también se sumó a la recogida de envases de plástico para la confección de máscaras, un proyecto al que se sumaron otros emprendedores y del que han resultado más de 200 piezas para protegerse del virus y que han sido entregadas gratuitamente a personal de salud.  

—Cuando cerramos la tienda, a las dependientes les pagamos 21 días, con el salario mínimo (aproximadamente 35 USD). Los trabajadores del taller tuvieron el pago de marzo completo y luego en abril pagamos el 50 % del salario. Ya en mayo solo cobramos los que estamos aquí trabajando. La economía no se estira tanto. 

Los trabajadores estatales en Cuba, por orden gubernamental, cobraron el 100 % de su salario en marzo y el resto de los meses de aislamiento han cobrado el 60 %. A quienes pasaron a la modalidad de teletrabajo dentro de ese sector se les ha mantenido el 100 % de sus ingresos, incluido el estipendio del almuerzo a quienes lo recibían. 

En el sector privado las experiencias han sido diversas: algunos negocios continuaron trabajando y, a pesar de la disminución de clientes e ingresos, pagaron a sus trabajadores; otros como Ciclo Ecopapel cerraron por la imposibilidad de mantener sus actividades sin incumplir las recomendaciones de aislamiento físico. Aunque nadie habla de despidos, no en todos los casos han podido pagarles a sus trabajadores. 

De los 20 emprendedores entrevistados por la consultora cubana AUGE en abril, la mayoría de quienes han cesado o disminuido actividades durante estos meses aseguró el pago de una compensación a sus trabajadores, al menos los dos primeros meses. Las compensaciones han estado entre los 500.00 y 840.00 pesos cubanos (20-33 USD aproximadamente). 

Hasta mediados de mayo un total de 243.203 personas suspendieron temporalmente sus actividades en el sector privado en la Isla. Esta fue una posibilidad otorgada por el gobierno desde finales de marzo, al igual que la prórroga del registro de contribuyentes, el aplazamiento del pago de tributos y la suspensión temporal de impuestos asociados a la fuerza de trabajo. Estas medidas permiten un ahorro en momentos de crisis como el actual pero no aseguran los ingresos de esos trabajadores.
La ministra de Trabajo y Seguridad Social de Cuba, Marta Elena Feitó, ha repetido que los trabajadores del sector privado que no estén obteniendo ingresos pueden pedir el apoyo de la seguridad social; también pueden comenzar en empleos estatales.

Rodeado de personas en la arena y con el mar de fondo. Así se le ve a Alexander González en una foto en su perfil de Facebook. Una sesión de bailoterapia como parte de su proyecto Alex Havana Fitness. Lo acompañan amigos y seguidores del gimnasio del que es accionista y donde rehabilitan a discapacitados, ayudan a ancianos y entrenan a atletas de alto rendimiento. 

—Nuestro negocio está cerrado y el proyecto no está funcionando. El aislamiento físico nos ha afectado mucho, y también a las personas que se ejercitan de manera sistemática. 

Es miércoles y Alex terminó su rutina del día, pero pide disculpas pues quizás demorará en responder a las preguntas. Sigue aclarando dudas, envía recomendaciones de entrenamiento, motiva con imágenes, audios y videos. 

Desde hace 16 semanas solo los grupos de WhatsApp que él y otros entrenadores crearon le permiten acompañar a las personas y orientarlas en sus ejercicios diarios. Luego de las primeras medidas de aislamiento no obligatorio del gobierno cubano, a finales de marzo, comenzó a notar que varios seguidores del proyecto y clientes del gimnasio estaban estresados y tristes por la situación de encierro. Fue entonces cuando decidió transmitirles por esa vía la idea de que pueden hacer ejercicios en las salas de las casas, en el parque de enfrente o en las escaleras de sus edificios. 

—En este tiempo nadie está ganando, a no ser experiencia, conocimiento… Estamos trabajando con público pero de manera virtual y gratuita. Hemos tenido que tomar del fondo de emergencia para hacer recargas telefónicas y poder tener Internet. Es la única forma de mantener activos los grupos— cuenta Alex. 

Como los precios para el acceso a datos móviles continúan siendo elevados en la isla y existen vías por las que es posible recibir recargas telefónicas desde el extranjero, de vez en cuando aparece alguien dispuesto a recargar o a compartir de su saldo. Alex habla de esperanza, dice que “son tiempos para unir y no para ganar.: es una oportunidad para demostrar que somos buenos seres humanos”. 

Como el resto de los entrenadores son tan dueños del gimnasio como él, todos han estado viviendo en estos meses de sus ahorros. 

Aunque no existen cifras oficiales, la investigación realizada por la agencia consultora AUGE reconoció que la COVID-19 estaba teniendo un alto impacto económico en el 33 % del total de 632.557 trabajadores privados en Cuba. En el caso de Alex, el impacto económico podría considerarse como medio: se encuentra entre los aproximadamente 66 mil trabajadores del sector que podrían retomar sus servicios en la etapa pos COVID-19, por incluirse entre los de alta demanda. A proyectos como el suyo, no lo afecta directamente el descenso del turismo y la escasez de alimentos. 

—Alex, ¿cuando regresamos?— pregunta alguien en uno de los grupos.  

—Nos veremos pronto —  responde otro.   

Quizás con esa esperanza prepara el listado de medidas higiénico-sanitarias. Tal vez en unas dos o tres semanas pueda abrir el gimnasio. Con 86 fallecidos y poco más de 2390 casos confirmados en total, Cuba comenzó sus fases de desescalada a mediados de junio.  

Shallya y sus muchachos, como les llama cariñosamente a los trabajadores de su emprendimiento EcoDeco Taller, terminaban un pedido el día en que anunciaron los primeros casos de coronavirus en Cuba. Pensaron en entregar y cerrar un par de días para comprar provisiones para sus casas y retomar el trabajo. Han pasado más tres meses desde aquel miércoles.  

—Como cerramos el taller no se ha podido sacar ningún nuevo pedido. 

EcoDeco surgió hace menos de un año, centrado en la carpintería ecológica. Fabrican muebles y accesorios confeccionados con pallets. Sus productos han comenzado a decorar hogares y a perfeccionar la mueblería de varios negocios en poco tiempo, pero aún es un emprendimiento en pleno desarrollo y no contaban con los fondos suficientes para continuar pagando salarios a sus trabajadores. Por suerte, cuenta Shallya, los muchachos son ahorrativos y han sabido cuidar el dinero ganado en los meses anteriores a la crisis. 

—Aunque no he podido ayudarlos con dinero sí les he brindado apoyo moral. Hasta han venido a la casa a buscar mangos de mi patio.

Una cliente escribe que adoró el organizador de oficina, que cuando empiecen a hacerlo ella quiere uno. “Me gusta todo, deja que esto termine”, se lee en otro comentario de una publicación en Facebook con más de 50 opiniones positivas sobre los productos que planean lanzar.  

Los elogios que ha recibido y los pedidos de cotizaciones le dan tranquilidad a Shallya. Tiene una lista de encargos para cuando reanuden la producción. 

Además de escribir sobre reciclaje e intentar educar a través de sus perfiles, el tiempo de aislamiento también fue útil para perfeccionar cuestiones internas del negocio. Tal como la consultora AUGE concluyó de sus intercambios con trabajadores privados, algunos dedicaron este tiempo a cumplir tareas pendientes, repensar el negocio, definir nuevas estrategias, escribir procedimientos y realizar mantenimientos. 

— Eliminamos de la oferta las hamburguesas de res y de pollo porque ya estaba siendo muy difícil adquirir las materias primas. Decidimos mantener las de cerdo, pero los precios han subido mucho y hay escasez. 

Juan Carlos Blain (Juanky) está llegando de Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba. De allí trae pulpas de frutas y algunos vegetales que le permiten mantener activa su cafetería Juanky´s Pan.   

Cerrado ahora. Entregas a domicilio, decía un anuncio durante varias semanas en la página de Facebook del lugar especializado en hamburguesas. Desde el mes de marzo, fueron varias las alternativas aplicadas, pero no han dejado de trabajar. Ahora, respetando las distancias y las indicaciones sanitarias del gobierno han comenzado a abrir sus sucursales.  

— Desde el principio redujimos los grupos de trabajo para que todos pudieran seguir cobrando un salario que cubriera sus gastos al menos. Lo que hicimos fue garantizar que pudieran trabajar dos veces a la semana, en vez de cuatro o cinco. A las personas con más de 60 años, alrededor de seis en los diferentes puntos de venta, sí se les pidió que se quedaran en casa y se les mantuvo el salario mínimo — cuenta el joven emprendedor.    

Juanky, que también es director financiero del negocio, responde a las preguntas después de las 10 pm. A esa hora es común que esté trabajando, sacando cuentas, haciendo magia con los números. La falta de materias primas le preocupa, intenta buscar soluciones, pero ante la subida de los precios de la mayoría de los productos no hay mucho para hacer. 

—No sé hasta cuándo podremos aguantar con estos precios. Como estamos vendiendo pocos productos, es difícil compensar para al menos seguir sacando los costos y no generar pérdidas. 

Pero Juanky se escucha optimista. Habla de desarrollo de la producción local y de una de las ideas que lo mantiene investigando y buscando opciones: obtener huevos con la cría de gallinas criollas; experimenta en el uso de desechos orgánicos en la alimentación de esas gallinas. También se preocupa por llevar alimento a ancianos que viven solos y tienen pocos recursos. 

La Cepal anuncia una disminución del PIB de Cuba (-3.7 %) y hasta 2022 no será aprobada una Ley de Empresas en el país que quizás reconozca legalmente las pequeñas y medianas empresas como la suya. Juan Carlos prefiere concentrarse en lo que está a su alcance; por eso hace gestiones constantes para lograr alianzas con los gobiernos locales, suma a otros emprendimientos a las acciones de ayuda comunitaria y prepara las condiciones para que Juanky´s Pan pueda seguir creciendo e innovando a pesar de los retos de esta nueva etapa.  

La COVID-19 agudiza los problemas de la economía cubana. Como el resto de los actores económicos, Yuyú, Alex, Shallya y Juan Carlos tendrán que enfrentar ahora la disminución del turismo -una de las principales fuentes de ingresos en el país- y la creciente escasez de suministros y alimentos provocada, entre otros factores, por los bajos niveles de producción agropecuaria. Si a esto sumamos el impacto de las nuevas sanciones de Estados Unidos hacia la Isla, los próximos meses pueden seguir siendo igual de duros para todos. 

El gobierno y las normativas los reconocen como “cuentapropistas”, pero pertenecen al grupo de quienes pueden ser calificados como emprendedores. Aunque la figura legal que los respalda es la de “trabajadores por cuenta propia”, estos jóvenes también son líderes que buscan soluciones para gestionar sus equipos de trabajo y resolver los problemas de sus negocios, ni pequeñas ni medianas empresas porque no existe ley que las permita. 

Este artículo fue producido en el marco del Laboratorio de Periodismo Situado